Todos hemos perdido los estribos en algo y antes de que pudiéramos detenernos, palabras han salido de nuestra boca de las que inmediatamente nos hemos arrepentido. ¿Sabes cuáles son tus desencadenantes? ¿Sabes cuándo has hecho demasiado, has ido demasiado lejos y no te has tomado el tiempo para hacer una "pausa" porque necesitabas hacer algo? Cuando el camino se vuelve difícil en tu vida o tienes cosas que hacer, las emociones se acumulan y comienzas a tambalear. ¿Escuchas tu llanto? ¿Harás una merecida pausa o seguirás adelante porque tienes que hacerlo?
La gente te necesita después de todo. Cuando la vida comienza a ser tan pesada sobre tus hombros y ocurre una crisis con un amigo o un ser querido, una cosa importante en la que pensar es con qué versión de ti te presentarás. Quizás pienses que puedes salir del paso de alguna manera, pero es posible que no te des cuenta de que puedes estar operando desde un lugar emocionalmente desequilibrado, lo que puede resultar en dañinas o ineficaces decisiones.
Piensa como si condujeras por una carretera con baches a alta velocidad. ¡Tienes que llegar a tu destino! Pero tu auto está temblando, tú estás temblando. ¿El resultado? Muy posiblemente un pinchazo, por decir lo menos. Tu capacidad para seguir adelante se ha ido.
Es tan fácil quedar atrapado(a) en el modo "tengo que irme", pero es importante recordar lo mal que esto puede resultar. ¿Es posible que tomes conciencia de cómo tu medidor de felicidad afecta tus acciones y reacciones? Escuchas el llanto de los demás, haces una pausa, y escuchas el eco de tu propio llanto; pero tenemos opciones. ¿Te gustaría presentarte de manera más efectiva y equilibrada, tomando decisiones más claras? Intenta resistirte a decir: “no tengo tiempo” y haz algo que devuelva el equilibrio a tu vida. Claro, a todos nos encantaría volar a un resort frente al mar, pero tal vez el tiempo y el dinero no lo permitan. No dejes que esa sea la excusa para no encontrar un camino hacia la paz. Renovar tu energía puede ser tan simple como hacer jardinería, bailar con tu música favorita o dar un paseo.
Como una gota en un charco de agua, todo lo que hacemos tiene un efecto de onda. Recuerda que los simples actos de bondad hacia ti mismo(a) también pueden impactar significativamente a quienes te rodean.
Un abrazo,
Cyndi Mariner
Breathing Spaces
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